Texto inicial de la sesión de Análisis de la realidad (continuación)
Viene de aquí
También entre los adultos, especialmente en las mujeres mayores de 45 años, el alto consumo de antidepresivos, somníferos y tranquilizantes
12 es una señal de que la vida no discurre de manera natural, y que son habituales estos métodos de apoyo para enfrentar el día a día, alejados como estamos del contacto humano y de la vida en la naturaleza que nos podrían servir de amparo y revulsivo vital.
Tampoco la búsqueda de la espiritualidad mediante fórmulas que se dan en llamar “new age”
13 son un camino de mejoramiento que se muestre eficaz.
Viviendo en ciudades
14, atrapados en la dinámica del trabajo asalariado
15, hípermedicalizados aunque hay evidencias de que la industria farmacéutica y la OMS anteponen la obtención de beneficios a la salud de las personas
16, con la producción de alimentos convertida en una industria y otro negocio (desde la agricultura, la pesca o la ganadería hasta los procesos de elaboración), preocupada igualmente en la búsqueda de rentabilidad económica, nos alejamos más y más de aquello que es de sentido común que hace bien al ser humano y a la naturaleza.
La llegada a la vejez no está exenta de dificultades propias. Al contrario que antaño, cuando eran tratados con respeto y cariño y simbolizaban la sabiduría, la serenidad y la experiencia
17, ahora hay un rechazo cierto sobre la idea de envejecer, por no hablar del tabú actual de la muerte.
Buscando información estadística sobre el maltrato, la web está copada por la referente a lo que se conoce como violencia de género, solo he encontrado un estudio, que se reconoce así mismo como el único sobre el maltrato en personas mayores que englobe todo el estado español
18. Según los resultados que arroja, un porcentaje del 0,8% de personas mayores, que aumenta al 1,5% entre los dependientes (5 de cada 100 cuidadores reconocen tratar mal al anciano), son víctimas de maltrato (2005).
Sin embargo, se han convertido los abuelos y abuelas en una tabla de salvación para muchas familias
19, no solo con su apoyo económico sino además, en aquellos que se mantiene una escala de valores en la que el compromiso y el sentido del deber está en lo alto, se da el caso de los mayores que asumen como suyas una parte muy importante de las responsabilidades de sus hijos
20. Aunque en cierto modo reprochable, este comportamiento sólo cabe esperarse de personas que saben desde pequeños vivir haciendo sacrificios. Difícil será que si los jóvenes de hoy no conocen la ética del esfuerzo, sean en su vejez, ni antes de adultos, seres humanos dispuestos a la entrega a una causa y al otro.
Porque vivimos sumidos en una sociedad en la que se busca lo cómodo y no lo valioso, enemiga de cualquier excelencia individual, en la que el productivismo y la racionalidad hacen olvidar que los sentimientos y la espiritualidad son imprescindibles si queremos dotar de sentido a nuestra existencia.
El intervencionismo del Estado en las relaciones afectivas, junto con su intromisión, fiscalización, y poder sobre todos los demás ámbitos de la vida
21, ha mutilado además, y nosotros nos hemos dejado cercenar, nuestras habilidades para encontrarnos, escuchar, hablar, dilucidar, acordar, discordar, determinar, resolver, emprender y concluir, sobre asuntos que a todos y todas nos competen.
Es el Estado el que gobierna, el que manda en todo. Posee los medios de coacción (ejército, fuerzas de seguridad…); de control de la economía (la hacienda pública); para la redacción, promulgación de las leyes e impartición de la justicia; de adoctrinamiento y educación; etc... Una pequeñísima minoría es la que en realidad decide sobre nuestras vidas en todos sus aspectos, incluido nuestros cuerpos (biopolítica). Más que cubrir nuestras necesidades, se podría decir que el Estado las crea junto con un montón de imposiciones, dibujando un paisaje de dominación y alienación.
Lejos de disminuir por sí misma, amenazas como el Estado Islámico suponen nuevos retos sobre el control de nuestra vida.
Todo ello en un medio natural cada día más destruido: cambio climático; deforestación; pérdida de la fertilidad de los suelos; contaminación de aguas, tierra y aire; recursos energéticos y materiales en declive (pico del petróleo y de otros recursos); extinción de especies dentro de la acelerada pérdida de biodiversidad; sobreexplotación de la pesca y tantos otros aspectos de ataque a nosotros mismos a través de la agresión a la naturaleza.
Mirando hacia nosotros
Frente a esta situación, someramente referida hasta ahora, aquí hay un buen puñado de proyectos, actitudes, modos de vida, luchas, que son tan ciertas como todo lo expuesto.
Hay personas que han dado el salto a lo rural, que tienen proyectos de permacultura, repoblación de bosques, repoblación de pueblos.
Que son padres y madres o tienen ganas de serlo (al menos dos mujeres vendrán embarazadas, y otras cuatro o cinco con niños y niñas, no son muchas en términos absolutos pero si sacamos la proporción con el número de mujeres que estamos aquí es significativo por ser mayor que en la estadística general).
Niños y niñas sin escolarizar en algunos casos, o participando junto a sus mayores de escuelas libres y otras pedagogías.
Personas involucradas en proyectos económicos y políticos afines al 15M o a las cooperativas integrales, “Grupo de Reflexión por la autonomía”, “Plataforma por el No-Sí”, “Grupo de Reflexión Rural” (Argentina).
También hay grupos que buscan poner en práctica la economía del don en comunidades, todos familiarizados con los movimientos y dinámicas asamblearios.
Quienes trabajan en pro del comunal y el concejo abierto, la recuperación de los saberes arcaicos o el arte como medios para recuperar el poder personal y social.
Otros y otras se ocupan de recuperar el parto original, la medicina alternativa o tradicional, buscan facilitar el crecimiento personal, el manejo del estrés, la espiritualidad natural o la alimentación consciente.
Los que crean bibliotecas populares, grupos de ayuda mutua, centros de encuentro para el debate y la reflexión en común o persiguen propiciar una nueva y verdadera revolución sexual con sus talleres de experimentación erótica.
Que leen, reflexionan y piensan; publican en revistas, libros o en blogs o medios digitales similares, Hacen programas de radio o graban, editan y difunden conocimientos que no son tenidos en cuenta por los medios de comunicación de masas.
Algunos resquicios
Decía al principio que el conocer la situación actual nos proporcionaría algunos elementos que pudiéramos considerar como debilidades del sistema. Voy a enumerar algunos.
Con la persistencia de la crisis se pone en entredicho que nuestras condiciones de vida vayan a ser mejoradas por el Estado, se desvela éste como garante sólo de sí mismo, preocupado por mantener su poder y su estructura jerárquica. Al hasta ahora incuestionable Estado del bienestar se le demanda pero no contesta ni resuelve. Este descontento hace que seamos más conscientes de que sólo en comunidad de iguales podrían ser alcanzadas las metas de la realización y la vida buena. Que el Estado falla, el pueblo queda.
Al perder las certezas que solo hace unos años nos hacían creer en el progreso como un proceso continuo y favorable, crece la oportunidad, desde esa aparición de lo incierto, de la búsqueda de un movimiento revolucionario, el que inspira mayores entusiasmo y apasionamiento, ya que genera un grado de compromiso superior al del reformismo. Así podemos contagiar entusiasmo a personas que tienen inquietudes que no son respondidas por los movimientos reformistas o simplemente peticionarios.
Las ideologías, los “ismos” se han mostrado más perjudiciales para el ser humano que otra cosa, se abre entonces camino a las ideas y los ideales, la intención de hacer algo nuevo buscando lo que nos une y fijándonos en lo que nos diferencia sin que sea motivo de enfrentamiento, que ya hemos comprobado que no sirve para nada más que para ofrecer mayor oportunidad a los opresores de dominarnos. Otra manera de afrontar la existencia, donde el amor, los sentimientos y la compasión nos permitan conectarnos los unos con los otros se da paso como reacción a la imposición del enfrentamiento.
Aquellas personas que voluntariamente eligen vivir tan fuera del sistema como pueden, se convierten ahora en ejemplos a seguir para los que se dan cuenta de que no quieren continuar con una lógica, la actual, que es, en resumen, un callejón sin salida.
El descenso energético y de materias primas es una invitación y una oportunidad para llevar una vida frugal, disminuir el consumo y que el aspecto espiritual, como contrario a lo material, vaya tomando el lugar que se merece. Pero si no es un comportamiento dictado por una especie de imperativo categórico
22 no será transformador de uno mismo ni tampoco de la realidad exterior, las condiciones externas nos pueden dar el empujón de plantearnos las cosas, sólo la conciencia puede mantenernos en esa nueva actitud elegida.
El efecto de las mentiras y trampas del sistema actual sobre las personas que mantienen un mínimo grado de conciencia, y que buscan hacerlo crecer, es como el dicho “lo que no te mata, te hace más fuerte” un revulsivo para la iniciativa individual
23. En la suma de ellas, que cada uno pone en marcha con el ánimo de aportar en pos de una vida más humana, estará la base de los cambios posibles, no se necesita de grandes masas sino de personas resueltas y con compromiso profundo por perseguir una sociedad de la libertad y la verdad.
Aquí lo dejo, no es más que un sobrevuelo, la foto desde mi cámara personal y limitada. Sé que me dejo sin decir un mayor número de cosas que las que he recogido en este texto, que quisiera fuera el inicio de algo mejor.
Abril 2015.
20. Síndrome de abuela esclava. Se trata de una enfermedad grave que afecta a mujeres mayores con exceso de responsabilidades directas de ama de casa, cuidadora y educadora, funciones asumidas voluntariamente y con agrado durante muchos años. Se caracteriza por el elevado grado de sufrimiento crónico que provoca, con gran deterioro en la calidad de vida. http://personales.jet.es/aguijarro/abuela/
22. El obrar debe adecuarse para Kant a esta regla: actuar de modo que lo que se hace pueda convertirse en ley universal. No se debe proceder de manera que la sociedad no querría que esas acciones se conviertan en cotidianas.
